Diáspora-i: Doctorando en Alemania

  • Jorge Fernández-Silva Universidad de Antioquia
Publicado
2011-01-01

Resumen

Mi principal motivación fue que, al igual que muchos otros profesionales de mi generación, fui influenciado por la ola de migraciones científicas ocurrida en los años noventa. Cuando era estudiante de pregrado universitario, fui testigo de muchas partidas y regresos de personas que, con intereses académicos de posgrado, quisieron mejorar su formación en el exterior. Ese fenómeno facilitado por la globalización, que ya iba tomado mucha fuerza, suponía grandes facilidades para salir del país para quien quisiera buscar cualificaciones profesionales o académicas más allá de las fronteras colombianas. Por supuesto, todo esto me motivo a pensar en que lo podía hacer. Además en esta época, tal vez como poco ahora, y cada vez menos en el futuro, los estudios en el exterior eran un lujo y un privilegio para quien los podía realizar, y constituían naturalmente una ganancia en cuanto al estatus económico y representaban «prestigio». Con base en ese fenómeno descrito empecé a explorar la posibilidad de irme a estudiar afuera, y buscar en primera instancia mejorar mi nivel académico, el cual, como ya lo había escuchado alguna vez, se vería aun más beneficiado si estudiaba en el exterior, en comparación con estudiar en el país. Estudiar en el exterior está asociado al éxito profesional, se suponía en aquellos días y tal vez se sigue suponiendo hoy en día. Más adelante caí en cuenta que no solo me motivaba la cualificación académica en el exterior sino el conocimiento de otras culturas y el contacto con personas de otros países. Un poco con la ingenuidad del latinoamericano promedio, que todavía tiene súper-idealizado el exterior, y sigue pensando que ser extranjero equivale un poco a ser «extraterrestre», y peor aún, que todo lo de afuera es mejor que lo nacional, inclusive las personas. En mi caso, se daban en ese entonces todos los elementos que teóricamente cualquier persona necesitaría para lograr salir del país de forma rápida, incluida la competencia en una segunda lengua, que todavía limita a tantos para lograr este objetivo. Sin embargo, todo esto no era suficiente, era necesario encontrar la oportunidad ideal, y poder articular todos los factores necesarios para alcanzar el momento preciso para ejecutar ese proyecto.