Sapiens research » Noticias » Cuando el que cuida también necesita cuidado: depresión y agotamiento en el profesorado

Beneficios de hacer seguimiento a egresados y su impacto en la captación de nuevas familias
27 julio, 2025

CUANDO EL QUE CUIDA TAMBIÉN NECESITA CUIDADO: DEPRESIÓN Y AGOTAMIENTO EN EL PROFESORADO

Por Carlos Roberto Peña Barrera, CEO de Sapiens Research

En las visitas recientes que hemos hecho a colegios de Bogotá y de otras ciudades, se repite la misma escena: en la sala de profesores y en los pasillos, directivos y orientadores nos confirman que el malestar emocional ya no es solo un tema del alumnado. Cada vez más docentes hablan, con franqueza, de tristeza, ansiedad y agotamiento laboral (burnout). Nos cuentan que llegan a casa sin energía para sus familias, que el sueño no alcanza, que la jornada se queda corta entre clases, plataformas y situaciones de aula que exigen más contención. No es un caso aislado ni un colegio en particular; es un patrón que vimos y escuchamos una y otra vez.

También percibimos una diferencia respecto a décadas pasadas: hoy se verbaliza lo que antes se ocultaba. Al cerrar la puerta de la sala de profesores, varios nos dicen que necesitan herramientas concretas para manejar la conducta en el aula (gestión del aula — classroom management), tiempo real para planear sin culpa y una ruta clara de apoyo psicosocial y de salud mental (MHPSS: Mental Health and Psychosocial Support) que no sea un trámite más.

Este artículo nace de esas conversaciones y de la literatura reciente. En lenguaje sencillo y con términos en español (y su equivalente en inglés entre paréntesis), proponemos un diagnóstico breve, siete acciones prácticas y una hoja de ruta de 90 días para que los colegios cuiden, de manera medible y sostenible, a quienes todos los días cuidan de nuestros estudiantes.

Si le interesa cómo el vínculo con egresados ayuda a atraer nuevas familias, vea también: Beneficios de hacer seguimiento a egresados.

¿Qué cambió en estas décadas?

En las visitas recientes que hemos hecho se da la misma escena. En la sala de profes, con el tinto a medio tomar y los cuadernos apilados, varios docentes pueden contar que llegan a casa exhaustos, con un nudo en el pecho, y que a veces el sueño no alcanza para recomponer fuerzas. Pueden decir que ya no es solo el estudiante quien pide contención emocional: también el profesor la necesita. Y eso se siente en el aula, en la convivencia, en los resultados y, sobre todo, en la vida familiar de cada maestro.

No se trata de nostalgia ni de idealizar “los de antes”. Lo que escuchamos hoy es distinto: más carga administrativa, más plataformas que atender, más situaciones complejas de conducta, más expectativas de estar siempre disponibles. Se pide cercanía con los estudiantes sin perder la autoridad, y ese equilibrio, cuando no hay apoyo suficiente, desgasta. Varios directivos y orientadores pueden coincidir: lo que antes se callaba por vergüenza o miedo, ahora se dice con más libertad, y aparecen palabras como tristeza, ansiedad y agotamiento.

Al cerrar la puerta, muchos piden cosas muy concretas: tiempo real para planear sin culpa, herramientas prácticas para manejar el aula y una ruta de apoyo psicosocial y de salud mental que funcione de verdad, sin convertirse en otro trámite. Este artículo nace de esas conversaciones y de la evidencia reciente. En lenguaje sencillo, propone un diagnóstico breve, siete acciones aplicables y una hoja de ruta de 90 días para que los colegios cuiden —de manera medible y sostenible— a quienes cada día cuidan de nuestros estudiantes.

Preguntas guía para directivos (para conversar y ajustar)

  • ¿Qué tareas no lectivas podemos eliminar o simplificar este mes?
  • ¿Dónde se concentran los incidentes de conducta (grados/horarios/asignaturas)?
  • ¿Qué apoyos reales tienen hoy los docentes novatos durante sus primeras 12 semanas?
  • ¿Cómo respaldamos al profesor cuando enfrenta agresiones o faltas de respeto?
  • ¿Qué tiempo semanal protegido garantizamos para planeación y evaluación?
  • ¿Qué ruta de apoyo psicosocial tiene el personal (confidencial, accesible, sin trámites excesivos)?
  • ¿Qué métricas estamos mirando y con qué periodicidad?

Hallazgos: ¿Qué cambió en estas décadas?

  • Cargas y tiempos: más tareas no lectivas (plataformas, reportes, coordinación) sin alivios proporcionales.
  • Clima y disciplina: mayor complejidad para gestionar la conducta; se pide cercanía sin perder límites.
  • Efectos pospandemia: rezagos socioemocionales que exigen más acompañamiento en el aula.
  • Visibilización: menos estigma y más medición; lo que antes se ocultaba, hoy se reporta.
  • Desalineación formativa: sólida en didáctica, pero con espacios de mejora en gestión del aula, enfoque informado por trauma y autocuidado profesional.
    Nota: estos puntos se sustentan en revisiones internacionales y guías de organismos; las URL se incluyen al final.

Impactos que se han observado

  • Aumento de ausencias cortas por motivos de salud.
  • Mayor rotación docente, especialmente en áreas con alta demanda.
  • Descenso de la percepción de clima de aula y de la autoeficacia docente.
  • Interrupciones en continuidad pedagógica y en resultados de aprendizaje.
  • Carga emocional trasladada a las familias del profesorado.

Siete líneas de acción (con objetivo, acciones y métricas)

1. Reordenar la carga de trabajo

Objetivo: liberar tiempo de alta calidad para la enseñanza. Acciones: (a) reservar 60–90 minutos semanales sin clases para planeación; (b) eliminar/combinar 2–3 reportes; (c) reglas simples sobre correo y reuniones. Indicadores: horas no lectivas semanales; % docentes que cumplen el tiempo protegido; satisfacción con la carga.

2. Gestión de aula con límites claros

Objetivo: reducir conflictos diarios y proteger el clima. Acciones: (a) estrategias preventivas y positivas; (b) prácticas restaurativas con escalas de consecuencias previsibles; (c) protocolos de crisis y acompañamiento en cursos críticos. Indicadores: incidentes por semana; tiempo efectivo de clase; reportes de convivencia resueltos.

3. Ruta de salud mental para el personal

Objetivo: detectar y atender a tiempo, sin estigmas. Acciones: (a) tamizajes voluntarios y confidenciales; (b) atención psicológica interna o externa; (c) derivación clara a la red de salud. Indicadores: uso y satisfacción de la ruta; tiempos de atención; percepciones de bienestar.

4. Mentoría e inducción estructuradas

Objetivo: acompañar a los novatos y fortalecer la práctica. Acciones: (a) mentor par por 12 semanas; (b) observación entre pares y co-enseñanza; (c) retroalimentación breve y específica. Indicadores: permanencia al cierre del año; autoeficacia docente; cumplimiento de ciclos de observación.

5. Autonomía pedagógica y claridad de rol

Objetivo: reducir ambigüedad y microgestión. Acciones: (a) expectativas de desempeño claras; (b) currículos priorizados; (c) criterios de evaluación realistas. Indicadores: encuestas de claridad de rol; coherencia entre planeaciones y evaluaciones.

6. Seguridad y respeto como política institucional

Objetivo: proteger la integridad del profesorado. Acciones: (a) protocolos contra agresiones de estudiantes y familias; (b) respaldo directivo; (c) equipo de convivencia con funciones y tiempos definidos. Indicadores: tasa de incidentes, tiempos de respuesta, acuerdos restaurativos cumplidos.

7. Autocuidado profesional incorporado a la jornada

Objetivo: sostener hábitos protectores en el tiempo. Acciones: (a) pausas activas; (b) higiene del sueño y movimiento; (c) prácticas breves de regulación emocional integradas al calendario. Indicadores: participación en rutinas; bienestar autopercibido; ausentismo por causas relacionadas.

Hoja de ruta de 90 días (sugerida)

Fase Diagnóstico (Semana: 1-3): Levantar línea base: encuesta anónima breve (tipo DASS-21, PHQ-9, GAD-7), ausentismo, incidentes y rotación. Identificar cursos críticos y cuellos de botella administrativos.
Fase Gobernanza (S: 2–4): Crear Comité de Bienestar Docente (rectoría, talento humano, orientación, líderes de área). Mandato para ajustar cargas y priorizar apoyos.
Fase Implementación temprana (S: 3–12): Tiempo protegido semanal; activar ruta psicológica; microformaciones en manejo de aula y protocolos de crisis; piloto de estrategias preventivas en grados críticos.
Fase Seguimiento (S: 8–12): Revisión quincenal de métricas; ajustes de carga; ampliar mentoría; preparar informe de resultados y plan de 6–12 meses.

Las metas cuantitativas (p. ej., −20% incidentes, −15% ausentismo) son orientativas y deben ajustarse al contexto del colegio.

Indicadores y tablero sugerido

  • Incidentes de convivencia (por semana y por grado).
  • Ausentismo docente (días por mes).
  • Autoeficacia docente (escala corta, 1–5).
  • Bienestar (promedios de instrumentos breves).
  • Cumplimiento de tiempo protegido (% de docentes).
  • Rotación (salidas durante el año).
  • Satisfacción con la ruta de apoyo (encuesta corta trimestral).

Checklist “Qué puede hacer hoy su colegio”

  • Definir 60–90 minutos semanales sin clases para planeación.
  • Eliminar o consolidar 2–3 reportes administrativos redundantes.
  • Activar un canal confidencial de apoyo psicológico para el personal.
  • Capacitar a un equipo núcleo en manejo de aula y protocolos de crisis.
  • Establecer reglas claras de comunicación (horarios y tiempos de respuesta).
  • Levantar línea base de bienestar y clima de aula.
  • Lanzar mentoría para novatos con observación entre pares.
  • Revisar el Manual de Convivencia: responsabilidades, límites y rutas.

Fuentes y lecturas recomendadas

UNESCO – Guía de apoyo psicosocial y salud mental para docentes (PDF)
UNICEF – Recursos de apoyo psicosocial en educación
UNICEF – Marco operativo multisectorial para salud mental y apoyo psicosocial (PDF)
OCDE – TALIS (programa oficial)
OCDE – TALIS 2024 (marco conceptual)
RAND – Estado del Profesorado 2025
RAND – Estado del Profesorado 2024 (PDF)
Ministerio de Salud de Colombia – Política Nacional de Salud Mental 2024–2033 (PDF)
Revisión/meta-análisis sobre estrés, ansiedad y depresión en docentes (acceso abierto): 

Descargo de responsabilidad: este reporte es informativo y no reemplaza evaluación clínica ni atención médica. Se deben ajustar las acciones a la normatividad vigente y al contexto del colegio.

Comments are closed.