Profes: El ser y el saber, apuntes para una reflexión sobre la labor del maestro

  • Ezequiel Dellutri Programa radial Tierra Firme
Publicado
2011-01-01

Resumen

Supongo que a todos los que ejercen la docencia les habrá pasado: de pronto, en un examen o en una clase, fijamos la vista en uno de nuestros alumnos, hemos pasado uno o dos años con él, tal vez menos, tal vez más, y viene la pregunta inexorable, fatal: ¿qué le he aportado en todo este tiempo? Con aires presuntamente revolucionarios, La sociedad de los poetas muertos (Dead poets society, 1989), del director Peter Weir, propone este dilema. Se trata de una película con clara tendencia al melodrama, pero reconozcámoslo: a quienes nos dedicamos a la educación, no deja de resultarnos fascinante la figura de John Keating, un profesor de literatura dispuesto a cambiar la vida de sus alumnos al atacar las convenciones sociales propias de un colegio de tradición inglesa, algo que, bien pensado, no resulta tan difícil de lograr. Al margen de sus planteos hollywoodenses, sobre el final nos brinda un «ramalazo» de realidad: educar en la libertad tiene sus riesgos. Sin embargo, la escena de cierre nos muestra con ciertas licencias la efectividad de esa búsqueda: Keating obtuvo un cien por ciento de aceptación en su propuesta, un resultado que cualquier docente envidiaría.